El paréntesis pendiente de la luna.



La luna menguante  me recuerda que existe un paréntesis pendiente de cerrar, la pluma del poeta noto algo  y no lo plasmo.  La tasa de aquel café aún recuerda la despedida, un abrazo que se fingió de amistad, pero el mensaje que se dieron los cuerpos  fue lo contrario quedando  los sentimientos en coma. El reloj devoro el tiempo  y mantuvo  ambos corazones en pausa, los cuales se enamoraron pero nunca lo supieron. Los años pasaron, la madreselva solo  se enredó en su soporte, y un nudo le evita trepar.   

Después de tanto tiempo, en una caminata a cualquier lugar, sus  pasos quisieron volver  a aquel lugar, la misma mesa a él le llama la atención. 

Ella llego con anticipación, una mirada hace impacto certero, dos pupilas chocaron y un corazón lo sintió, el reloj escupe los recuerdos, se tomaron de la mano y se dieron un abrazo compartiendo su calor, despertando los sentimientos dormidos y la madreselva soltó su nudo,  atrapo dos cuerpos para trepar y la pluma del poeta le pidió a la luna creciente, que cerrara el paréntesis pendiente. 

Derechos de autor: Juan Hernandez.
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